Piriapolis-Maldonado-Uruguay, Uruguay
Alias "El Chelo" de Durazno Profesor de Educación Física

lunes, 2 de febrero de 2009

+ Cuento de FernandoHenig "Cosas de Niño"

COSAS DE NIÑO...
El amanecer:
Estábamos en el patio de mi casa mi hermano y yo, hablábamos de cosas importantes, la idea parecía recurrente y consistía en levantarse temprano para ser partícipes del amanecer.

No recuerdo que hubiéramos pedido permiso para dicha osadía, nuestro cuarto tenía una cucheta, mi hermano dormía abajo y yo arriba, nuestras cabeceras daban contra una ventana amplia con una cortina que dejaba traslucir los primeros indicios de claridad que anunciaban el nuevo día.
Pusimos el despertador lo suficientemente temprano para presenciar la salida del sol.
Entusiasmados con la idea nos dispusimos a dormir con esa energía de niño y la bendita ansiedad de que llegara la hora.

El despertador sonó y a sabiendas de nuestro cometido y de nuestra gran hazaña nos levantamos, casi sin abrigarnos, no era invierno sin embargo hacía mucho frío, subimos al techo para que la visión fuera mejor, como dos gorriones mirando al este tuvimos que esperar un rato, y luego comenzó una de las manifestaciones más maravillosas de la naturaleza, “el amanecer”.
Recuerdo que entre las ramas de los sauces se colaban los primeros rayos que iluminaban y se expandían sobre las hojas dando las primeras impresiones del gran acontecimiento, esperamos hasta que el sol saliera totalmente , sin testigos y sin hacer ningún comentario, pues no había palabras o quizás no la habíamos encontrado para describir un hecho tan significativo.

Las imágenes con el tiempo van perdiendo nitidez, sin embargo perdura la esencia en mi corazón como un perfume inmutable.

Ahora sé con certeza que no fue solo la salida del sol, porque he visto muchas y con paisajes aún mas hermosos, fueron esos ojos de niño, que hacen de las cosas simples de la vida algo tan maravilloso.

Hoy siendo adulto he descubierto que la forma en que apreciamos la vida convierte en bellas y hermosas las cosas, uno las hace significativas, pues todo depende de que nuestros ojos inocentes e inmaculados den lugar a la claridad y la transparencia que refleja “lo que somos en lo que vemos” . Fue estar cerca de mi hermano y sentir que yo lo amaba, pues yo lo veía como un gigante, de compartir con él ese instante tan pequeño, sin embargo con tanta inmensidad y profundidad como un pozo inagotable de emociones que desborda mas y mas, fue un momento tan íntegro, puro e insoslayable que los conceptos y las palabras no pueden entonar.

Como todo niño, tuvimos en boca todo el día lo vivido comentándolo aquí y allá, mi hermano lo expuso con sus amigos del liceo y fue víctima de burlas por largo tiempo.

Así estos tipos de acontecimientos muchas veces son enjuiciados, y van apagando a ese corazón de niño, que tierno y alegre da color a la vida, para adentrarlo en una coraza llena de prejuicios, creencias, rótulos, maneras y formas de ser etc.

Luego siendo adultos muchas veces, esa capacidad de asombro esos grandes acontecimientos son desplazados por las cosas “importantes” del mundo, éste, con sus prejuicios, es tan poderoso, que comentar lo maravilloso que es levantarte temprano y apreciar un amanecer es casi una conducta intolerable.

F Henig

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