Germán; un hombre, quizás como mucho de nosotros, ocupado, estresado por el trajín de la vida y con poca claridad para resolver situaciones familiares, que siendo sencillas, muchas veces se vuelven complicadas.....muy complicadas.
Era un día normal..- Germán se había levantado temprano, para organizar sus tareas y rutinas, sus dos hijos escuchando el ir y venir de su padre buscando cosas por aquí y por allá se despiertan de igual modo,...muy temprano.
Saltos, gritos , guerra de almohadas, brincos y corridas, complican aquella mañana de Germán, pues tenía tareas que resolver y como no había mucho tiempo para realizar una correcta comunicación que permitiera poner fin aquel calvario, penitencias, gritos, tirón de pelo y amenazas, ponen fin aquel conflicto.
La penitencia más dolorosa fue no llevarlos ni traerlos a la escuela por una semana, tarea que fue encomendada a la empleada.
Era dolorosa porque su padre en ese viaje de ida y vuelta conversaba, jugaba, trasmitía carreras, cantaba y los acompañaba hasta la puerta del salón y con un beso los despedía, de igual modo al regresar los recibía con un abrazo y algunas veces, les compraba golosinas, un bizcocho, etc.
No había nada más que pensar, el castigo estaba realizado y había que acatarlo.
A los niños ese día a las 13 hs. los llevó la empleada hasta la puerta, y su padre aprovechó a seguir con su ocupación para poder terminar aquello que tenía, si o si que culminar.
Papeles, recados, llamadas por teléfono, eran parte de su labor, en uno de esos mandados, cerca de la plaza donde hay una iglesia, iba pasando por allí y suena la campana del reloj indicando la hora 17:00, no era solamente una hora casual, sino la hora de salida de la escuela, en ese momento se despierta aquel que muchas veces es anestesiado por el ajetreo de la vida.... EL CORAZÓN...y se da cuenta de lo exagerado y poco amoroso que había estado con sus hijos por la mañana.
En ese instante sin pensar da vuelta y se dirige hacia la escuela, justo en ese momento salen sus hijos sorprendidos...... pues jamás se esperaban al padre allí.
Corren a abrazarlo y al unísono solo se escucha una voz.. PERDÓN PAPÁ!!.; YO TAMBIÉN LO SIENTO, CONTESTÓ EL PADRE, aquel abrazo duro un poco más que lo habitual mucho más;......PUES PERMANECIÓ EN SUS CORAZONES PARA SIEMPRE.
REFLEXIÓN: los grandes acontecimientos de la vida son silenciosos y desapercibidos y muchas veces las grandes obras, ante ellos, quedan en la nada.
FERNANDO HENIG
- Gerardo Henig
- Piriapolis-Maldonado-Uruguay, Uruguay
- Alias "El Chelo" de Durazno Profesor de Educación Física
martes, 3 de marzo de 2009
+ Derecho a Un abrazo (Fernando)
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